Óleo abstracto Original
Óleo abstracto Original y el II de Gilabert, que acompaña al de la entrada anterior. También es una pintura sobre tela montada sobre un bastidor alto con el que ayuda a dar más volumen al conjunto. La paleta cromática y el estilo guardan mucha relación, con lo que podemos ver cómo resalta el tratamiento de la luz en combinación con sus formas y colores. La medida de la obra de 100 x 100 cm. le dota de entidad propia con lo que puede ser expuesto en solitario y conseguir un excelente efecto óptico de calidez llenando espacios sin problemas.
Si las paredes, la estancia y el estilo decorativo lo permiten, la idea de exponer los dos juntos en una misma pared, separados por unos 20 cm más o menos, sería excelente. El conjunto resultante sería espectacular. Sería una manera de dar protagonismo a esa zona, que a veces resulta necesario cuando el resto de la estancia no tiene ningún elemento que destaque de manera especial.
Su PVP es de 340 euros (IVA incluido) (Reservar en cuadrosesteve@gmail.com o en Contacto de la web)
Para que una pintura sea considerada abstracta no debe representar imágenes figurativas, es decir, no deberíamos conseguir distinguir ningún objeto, persona o elemento reconocible. Las escenas representadas no pueden ser escenas concretas. Son sentimientos y percepciones que el pintor expresa sobre lienzo o papel. Es indiferente la técnica pictórica empleada para realizarlo. Como ejemplo puede servir un par de casos. En la abstracción geométrica, uno de los recursos es el cubismo geométrico. Mientras, en la abstracción cromática, el sincronismo es el que toma protagonismo.
El pintor Umberto Boccioni consiguió resumir en una frase muy ilustrativa el concepto de abstracción en la pintura: “Mi ideal era un arte que expresara la idea del sueño sin representar a una cosa durmiendo”.
Se podría decir, dentro de las múltiples definiciones que existe, que el arte abstracto puede partir, o no, de una realidad concreta, pero que en caso de ser así la diluye y transforma hasta conseguir que no consigamos percibir ese punto de partida. Dejar libre la imaginación y disfrutar de las combinaciones de formas y colores, armonías y texturas, en definitiva, lo mejor es contemplar sin predisposiciones y dejarse llevar…