Magnífica escultura de Josep María Subirachs (1975). Reconocible su estilo y sello personal desde lejos. No es necesario buscar su firma para certificar su autoría, es inconfundible. Lo bueno de esta escultura es que, como muchas otras de Subirachs, la tenemos en la calle a la vista de todos. Es un regalo para la vista y el buen gusto. Siempre sobrio y elegante. En este caso está situada en la puerta de entrada de la empresa Arag en la calle Roger de Flor de Barcelona muy cerca del Parque de la Ciudadela, y tenemos la suerte de poder pasar a su lado muy a menudo.